La afición de Olimpia defendió con firmeza al DT Éver Hugo Almeida tras una dura derrota, señalando a los jugadores como principales responsables del mal momento deportivo del club.
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Asunción, Paraguay – El Club Olimpia, uno de los equipos más emblemáticos del fútbol paraguayo, atraviesa un año particularmente complicado tanto en lo deportivo como en lo institucional. Las tensiones, que venían acumulándose desde inicios de la temporada 2025, estallaron definitivamente el pasado domingo tras la contundente derrota por 4-1 ante Nacional en el estadio Arsenio Erico.
Sin embargo, en medio de la frustración, el foco de la crítica por parte de la hinchada franjeada no fue dirigido al actual director técnico, Éver Hugo Almeida, sino que se centró con dureza en los jugadores del plantel principal, a quienes acusan de falta de compromiso y entrega.
Durante el transcurso del encuentro, y cuando el resultado ya era adverso, se escucharon fuertes cánticos desde las gradas del sector donde se ubica la barra principal de Olimpia. Uno de ellos se volvió viral en redes sociales y en la prensa local:
“Jugadores, jugadores, pongan huevos de verdad, que Almeida es una leyenda, no lo vayan a ensuciar.”
Este cántico no solo dejó en evidencia el respaldo popular al histórico entrenador, sino que también manifestó una clara división entre el cuerpo técnico y los jugadores respecto a la responsabilidad del mal momento que atraviesa el club. Las imágenes de los fanáticos entonando el cántico se replicaron masivamente, acompañadas de mensajes que piden una reestructuración profunda en el plantel profesional.
A sus 76 años, Éver Hugo Almeida volvió al banquillo de Olimpia en una etapa crítica, aceptando el desafío con la autoridad moral que le otorga su extenso historial como arquero y entrenador del club. Considerado uno de los máximos ídolos en la historia franjeada, el exseleccionador nacional ha sido recibido con respeto y admiración tanto por la dirigencia como por la afición.
En esta temporada, Almeida se convirtió en el cuarto director técnico del club en el año 2025, luego de los breves ciclos de Martín Palermo, Fabián Bustos y Ramón Díaz, que no lograron revertir la caída futbolística del equipo. Su llegada despertó algo de ilusión, especialmente tras debutar con un triunfo ante Sportivo Luqueño en el torneo local, seguido por una victoria sobre Fernando de la Mora en la Copa Paraguay.
No obstante, esa racha positiva se vio rápidamente frenada por dos derrotas consecutivas: una caída por 3-2 ante el 2 de Mayo, en un partido donde el equipo mostró graves falencias defensivas, y la goleada sufrida ante Nacional, que desató el malestar popular.
La crisis que vive Olimpia no es nueva ni sorpresiva. A lo largo del año, el club ha atravesado múltiples cambios de entrenador, reestructuraciones en su departamento deportivo y una serie de decisiones dirigenciales que han sido criticadas por los medios especializados y por los propios hinchas.
Las estadísticas hablan por sí solas: en lo que va del 2025, el equipo ha perdido más partidos de los que ha ganado, y su desempeño en competiciones locales y continentales ha sido, en el mejor de los casos, irregular. El descenso de rendimiento es aún más preocupante si se considera el peso histórico del club, acostumbrado a luchar por títulos y protagonismo en la región.
A diferencia de otras crisis donde el técnico es el principal señalado, en esta oportunidad la afición decidió cerrar filas en torno a Almeida y trasladar la carga de la responsabilidad al vestuario. Desde los foros de hinchas, hasta los comentarios en redes sociales, el mensaje es claro: “el problema son los jugadores”.
Muchos aficionados reclaman falta de actitud, esfuerzo y entrega por parte de varios integrantes del plantel. Algunos nombres ya han comenzado a ser cuestionados públicamente, y no se descarta que, de continuar esta tendencia, la presión popular termine obligando a la directiva a realizar una limpieza profunda al final del torneo Clausura.
El Club Olimpia no es un equipo más. Fundado en 1902, es el club más laureado de Paraguay y uno de los más respetados a nivel continental, con cuatro títulos internacionales, entre ellos una Copa Libertadores (1979) y una Recopa Sudamericana (1991). Además, ostenta más de 40 campeonatos locales, siendo el más ganador en la historia del fútbol paraguayo.
Este legado es lo que hace que los malos momentos no pasen desapercibidos. Para su hinchada, el fracaso no es una opción aceptable, y el sentido de pertenencia hacia el club convierte cada tropiezo en una herida profunda. La defensa apasionada de Almeida se interpreta también como un acto de memoria: es el respeto a una figura que lo ha dado todo por la institución, y que ahora carga sobre sus hombros la responsabilidad de salvar lo poco que queda del año deportivo.
De cara a lo que resta del Clausura y la Copa Paraguay, el margen de error para Olimpia es prácticamente nulo. El club necesita resultados inmediatos para evitar una catástrofe deportiva y para preservar la estabilidad institucional.
La continuidad de Almeida parece no estar en duda, al menos desde el punto de vista popular, pero está claro que si el plantel no responde, se avecinan cambios importantes. La directiva deberá tomar decisiones clave en el corto plazo: reforzar el equipo, evaluar la disciplina interna y, quizás, realizar una limpieza profunda de cara al 2026.
